CO.INCIDIR 87

Mayo corre por la tierra, lleva premura, urgencia; se duplica, se multiplica, y la mañana de sol que viaja sobre los techos de las casas que aún no han sido bombardeadas, va guardando niños y lágrimas en su bolsa de fuego. Decapitado el sol, es un muerto más en la tierra; decapitado, derramado sobre el río, el río de lava de fuego, de lava de sangre, de sangre de frío, sangre de hambre, sangre de miedo, lame las terrazas donde la guerra es un nombre lejano, una mariposa alas batiendo, una gota desprendiéndose de sus llamas. Sol innombrable, sol de silencio, sol abriendo el cielo con su ausencia, sol de brazos innumerables, sol abarcando la esfera azul. Mayo sol se acerca a la desnudez de sus ramas, al viaje de las hojas calcinadas, al prefacio de la fría noche de las estaciones. Mayo es un niño cayendo al invierno. Mayo es el anciano que lo recuerda, un viejo que llora de frío y de muerte, de fuego y libertad. A los pueblos de Colombia y Palestina que en estos meses de fuego, nos ha tocado co.incidir. Bienvenida edición 87, Mayo de fuego y sangre, de sangre y libertad.

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