viernes, 26 de noviembre de 2021

CO.INCIDIR 93

Noviembre cae, como cae el año y sus números. Locos, desquiciados, haciendo de la noche el día y del día una especie de tránsito invisible, olvidable. Y es que al llegar la madrugada un rayo de sueño entra por la ventana y sobre él voy dando pasitos, recogiendo cansancios y dolores de cabeza. El día es una boca de fuego abierta, una luz incandescente que no nos deja dormir. Por eso, cuando llega la noche hay cantos de silencio y fiesta de fantasmas, el cielo se abre dentro de mi corazón y el descanso y la niebla y ese oscuro devenir de todos los muertos sobre las nubes es una danza que me hace llorar y bendecir. Se acerca la noche, el ocaso deja pasar el último sueño antes de despertar; por eso la tarde se enciende sobre Santiago y nos llama a hundirnos en el fuego oscuro de su sangre. La noche está llamando y noviembre y sus muertos besan mis labios que sólo se abren para la noche y su bienvenida. Bienvenida retrasada edición de noviembre. Nunca es tarde para Co.incidir