CO.INCIDIR 63

Una extensión cerca del horizonte, un vacío. El mismo espacio que tanto cuesta colmar, hoy es la pausa, el centro, la quietud. Tan al fondo hasta distinguir el matiz de todos los colores, tan al centro donde las células son transparentes y juegan con el infinito y su ternura. Tan, tan en silencio que la trayectoria es una nota que construye universo. Tan atento, sintiendo cada latir y su paso. Aquí me quedo. Los globos aerostáticos llevan la memoria al centro, la más liviana, la que siempre olvida, la que no puede dar explicaciones porque incluso ha desterrado el significado de su sangre y su rojo derrame.No hay más que la leve respiración que nos sujeta. Pronto nada quedará y el sol será un astro a solas. Una mano roza la escritura que hoy es un aeroplano sobre la húmeda arena y sus pájaros alegres, blancos. Allá estás mirando volverse las esferas soles y átomos. Calla, mira, voy en un viaje sobre las últimas olas antes de tu sueño. Yo despierto mientras duermes; tú, gigantesca sobre el pasto y su reflejo solar. Yo, tan mínimo que las bandadas saben que soy semilla. Tú, detenida, sin memoria; yo, viajo sobre el aeroplano de palabras y acentos y pausas y versos. No, mírame, tienes todavía una urgencia, salir corriendo mientras yo canto la melodía que te distraerá y hará sonreír. Pequeña gigante, el mar es la respiración de la tierra, el cielo una cúpula donde podemos llover estrellas, los árboles vienen en silencio por las noches y tejen venas eléctricas que te devuelven la memoria. Ven, súbete a mi nave, que el giro con las alas abiertas es todo lo que nos hará co.incidir. Bienvenida edición de mayo donde el diálogo será nuestra próxima tierra.

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