CO.INCIDIR 106 (PARTE 1)

Hoy recordamos el 11 de septiembre del 73, la tragedia de muertes, torturas vejámenes, exilios, la pérdida de una esperanza, alcances históricos y universales, la infamia oculta en traiciones asesoradas por servicios de inteligencia Nos convocan recuerdos y llamados a la acción, emociones dolorosas, deseos de comunicarnos, exigencias de una ética profunda, ideales de vida, deseos de unirnos, de fortalecer nuestra acción. Necesitamos integrarnos, abrazarnos, comprometernos, cambiar nosotros mismos, transformar nuestros vínculos, nuestra relación con la naturaleza y con la trascendencia, afianzar nuestro modesto aporte a salir de la crisis general, planetaria, cambiando el sentido común, el paradigma cultural básico, ejerciendo el derecho a ser humanos, a llegar a ser homo sapiens. Siempre empezamos con nuestras emociones. El golpe militar nos sacudió, arrasó con muchas certezas, a lo mejor nos permitió asumir un proyecto sin certezas. Nos continuamos con nuestras emociones. Hoy tenemos la responsabilidad y el derecho de aportar granos de arena a cambiar la vida, derecho y responsabilidad de siempre y de vigencia muy particular en la crisis actual. Crisis de civilización, crisis evolutiva, cuya parte visible es la pobreza económica y espiritual, la violencia entre los humanos y con la naturaleza, el predominio de la manipulación de la conciencia con la técnica y con las drogas, sobre la meditación, la reflexión, la creación, el diálogo, el trabajo comunitario. Crisis cuyo trasfondo es la pérdida del ser y del sentido de trascendencia en los médanos del tener, del poder, de la trivialidad, del autoritarismo, el egocentrismo. Hoy, por primera vez, a pesar del pequeño horizonte de la post modernidad que reniega de la historia y de las utopías, se abre una hermosa perspectiva, una oportunidad de unidad en la diversidad, de una concertación para cooperar con la evolución, a través de los nuevos movimientos culturales, la mujer, la paz, la ecología, el diálogo de culturas, la salud integral, la educación holística, los derechos y las responsabilidades humanas; en relación a las nuevas orientaciones de la física cuántica, la cosmología, la biología de sistemas, la psicología, comunitaria, la parapsicología, la psicología humanista y transpersonal. Ello, en el contexto de la revitalización de la espiritualidad, la cristiana, la oriental, la de los pueblos originarios, la de la sensibilidad ecuménica y la que no se inscribe en las religiones establecidas. Se va aspirando, anhelando y se va dando un cambio complejo, en parte informe, en gran medida molecular, hacia una nueva perspectiva de la convivencia, del planeta, con respeto a la naturaleza, con atención a la igualdad básica y la diversidad expresiva de los humanos, con reconocimiento de la integración y de la complejidad, con la aceptación del misterio del ser y del ser humano. Vamos aproximándonos a un gran consenso, los derechos humanos se confunden con las responsabilidades humanas, las necesidades humanas llaman a la expresión de las capacidades humanas, los 30 derechos básicos, las diversas generaciones de derechos humanos, confluyen hacia la gran tarea de reencantar la vida, de proseguir la humanización, de rescatar el derecho a ser humanos. Es un camino difícil, integrar las emociones, las experiencias, las palabras vivas, los proyectos personales y de grupos, la danza de la vida, la ética personal, los momentos altos de la vida, los diálogos, las amistades, la cooperación, el amor, el desarrollo personal, los grandes movimientos culturales, la ciencia, el arte, la acción social... Integrar, amistar, en un diálogo, en una convergencia, una sinergia, orientada hacia un nuevo sentido común, un paradigma integrador. Es una tarea, una oportunidad, una danza, un sentido, un poema vivo. Para asumir sus dimensiones puede ser útil poner atención, inspiración, emoción, cerca de las palabras de Gabriela Mistral: “Hinchar el corazón para que entre como lava ardiente en el universo”. Vislumbrando las dificultades, lo arduo, la infinita apertura que hay que poner en el compromiso, cabe complementar con Hölderlin: “La ola del corazón no se cubriría de la más hermosa espuma, ni se haría todo espíritu, si la roca impasible del destino no se opusiera a su paso”. Luis Weinstein

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