CO.INCIDIR 82

Se me dijo que había que quedarse quieto, no mirar hacia el norte de donde venía la novia de fuego, la seda rosa del horror; no, que ni siquiera la nombrara para no caer en la tentación salobre que abría su boca y sus ojos para quedar en las páginas de los cuentos de la historia. Me dijeron que cantara, que mirara hacia adentro, adentro de la casa donde la gata pasea su vida, adentro de los hombres y las mujeres y sus luchas, adentro de mi propio universo y sus células. Me dijeron que no tuviera miedo, que navegara en el río mirando las estrellas después de abrazar al ego que lloraba junto a mí. Me dijeron que me sentara todas las noches a escucharles, a mirar sus besos y esa estela que dejan después de amarse. Me dijeron que allá arriba había fiesta y memoria, que allá arriba, en esfera, en unidad lo recordábamos todo! porque sólo en este mundo de tierra y árboles la memoria es olvido. (Un olvido que no nos toca cuando logramos co.incidir. Bienvenida edición de Diciembre, con Julio Monsalvo en nuestra memoria que no es olvido)

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