CO.INCIDIR 102

¿Por dónde viaja el mar, hasta dónde? Hay uno que se agolpa en la noche de mi balcón. Sus olas son bocanadas de oscuridad que gimen. Las más osadas se aferran a la reja que separa mis ojos del abismo; dedos de agua salobre, blanquecina, acarician los bordes de la caída. Un albatros desnudo cruza sus alas frente a la luna, y el perfil del mar va tras la estela de alas batientes. Voluntad en caída libre es lo que necesito. Una sola palabra del mar que venga a salvarme; pero no se justifica un cataclismo sólo para consentir mi cobardía. ¿Y la luna detrás de las montañas? y esa roca azul que yace con los brazos estirados hacia el norte. ¿Por qué no abarcarlo todo?, ser tan inmensa como la sístole-diástole del mar, mudo marecer, rugido escalando la memoria del edificio en ruinas, trayectoria humedecida, despertar angustia, renacer incertidumbre. ¿Por qué me llama si no atiende los ruegos? Por qué es tan dios y tan lejanía. Y la ciudad repite fotogramas, fábricas escupiendo muertos, niños vaciando la dignidad desde sus ojos, y el canto y el baile y esa ilusión de transitar un mundo que por fin nos necesita. Entonces el mar, la gran ola de fuego del poniente, el correr hasta los subterráneos y repoblar una ciudad hecha cenizas, tumba humeante, por fin el silencio. No, no hay destino posible sino el mar y sus flores de agua, y el rugir síntesis de todos los gritos, el azul que no se sabe de dónde viene, sístole-diástole del cielo, galaxias yendo y viniendo tras explosiones atómicas, y la respiración del hombre que ahorca el sueño que tuvimos, la noche oscura del siglo que se iba y el único canto, la voz omnipresente alabando el cielo. Nada existe. Erramos hacia el mar, como tantas veces, como ese tránsito de Miguel hacia las aguas, como sus lágrimas reflejando la historia, fractal lágrima tras lágrima, pulmones llenos de mar. Entonces la bocanada de oscuridad es el océano y su hondura que se eleva como lo hacen todas las olas, hasta llevarse la memoria y un palpitar de alas batientes que va más allá de este azul que ya no existe más. Quizás noviembre traiga muertos que nos hagan co.incidir.

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