CO.INCIDIR 107

La primavera de los tiempos nuevos y sus nuevas contradicciones. Nace un brote, y muere un niño. El viento empuja nubes por la tarde; la mañana recibe humo de explosiones llevadas por el viento. La tierra germina y baila al son del giro del planeta; el polvo traga sangre y corre hacia los refugios. Los árboles son explosiones verdes que sacuden y ofrecen su cabeza a los pájaros; los restos de quien fuera sombra y nido yace con raíces amputadas. Tú ríes cuando ella corre a tus brazos a la salida de la escuela; una niña y una madre son fantasmas tristes sin cuerpo con qué abrazar. Y si caminas cientos de kilómetros por muchos días, será la misma tierra que pises en el trayecto, la misma de la llegada, la misma que ha quedado atrás. Pero ahora tienes que huir del viento que trae el humo de las explosiones; huir también de los refugios, huir de las escuelas y los hospitales, huir del árbol que cae y la sangre de sus raíces, huir hasta poner el pecho a la muerte. Te dije que la primavera no es primavera en todas partes, y tú insistes en que en el mundo somos todos iguales. Ayer por Santiago de Chile, y el estallido de cien ojos en octubre Hoy por Gaza, Palestina, y el estallido de mil corazones inocentes. En este mundo enfermo, no somos todos iguales, y dos madres llevan a sus hijos en los ojos. Sólo ellas pueden Co.incidir

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