CO.INCIDIR 36

En medio de las llamas, sacudiéndose el fuego con sus manos de aire, confundida, sabiendo que el mismo viento que podría apagarla, la enciende. Abrazando los tristes pájaros del verano, elevando una oración a un cielo que ya no le existe. Con los pies envueltos en cenizas, sosteniendo los árboles y su alma muerta. Callada, todo a su alrededor callados; sólo ese chasquido de fuego que, más adentro, al centro de su átomo, gira la gota de agua que todo lo transforma. Hay un ave que se llama Fenix. Ella quiso, esta vez, co.incidir

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