EDICIONES MENSUALES
- Página principal
- CO.INCIDIR 25
- CO.INCIDIR 26
- CO.INCIDIR 27
- CO.INCIDIR 28
- CO.INCIDIR 29
- CO.INCIDIR 30
- CO.INCIDIR 31
- CO.INCIDIR 32
- CO.INCIDIR 33
- CO.INCIDIR 34
- CO.INCIDIR 35
- CO.INCIDIR 36
- CO.INCIDIR 37
- CO.INCIDIR 38
- CO.INCIDIR 39
- CO.INCIDIR 40
- CO.INCIDIR 41
- CO.INCIDIR 42
- CO.INCIDIR 43
- CO.INCIDIR 44
- CO.INCIDIR 45
- CO.INCIDIR 46
- CO.INCIDIR 47
- CO.INCIDIR 48
- CO.INCIDIR 49
- CO.INCIDIR 50
- CO.INCIDIR 51
- CO.INCIDIR 52
- CO.INCIDIR 53
- CO.INCIDIR 54
- CO.INCIDIR 55
- CO.INCIDIR 56
- CO.INCIDIR 57
- CO.INCIDIR 58
- CO.INCIDIR 59
- CO.INCIDIR 60
- CO.INCIDIR 61
- COINCIDIR 62
- CO.INCIDIR 63
- COINCIDIR 64
- CO.INCIDIR 65
- CO.INCIDIR 66
- CO.INCIDIR 67
- CO.INCIDIR 68
- CO.INCIDIR 69
- CO.INCIDIR 70
- CO.INCIDIR 71
- CO.INCIDIR 72
- CO.INCIDIR 73
- CO.INCIDIR 74
- CO.INCIDIR 75
- CO.INCIDIR 76
- CO.INCIDIR 77
- CO.INCIDIR 78
- CO.INCIDIR 79
- CO.INCIDIR 80
- CO.INCIDIR 81
- CO.INCIDIR 82
- CO.INCIDIR 83
- CO.INCIDIR 84
- CO.INCIDIR 85
- CO.INCIDIR 86
- CO.INCIDIR 87
- CO.INCIDIR 88
- CO.INCIDIR 89
- CO.INCIDIR 90
- CO.INCIDIR 91
- CO.INCIDIR 92
- CO.INCIDIR 93
- COINCIDIR 94
- CO.INCIDIR 95
- CO.INCIDIR 96
- CO.INCIDIR 97
- CO.INCIDIR 98
- CO.INCIDIR 99
- CO.INCIDIR 100
- CO.INCIDIR 101
- CO.INCIDIR 102
- CO.INCIDIR 103
- CO.INCIDIR 104
- CO.INCIDIR 105
- CO.INCIDIR 106 (PARTE 1)
- CO.INCIDIR 106 (PARTE 2)
- CO.INCIDIR 107
- CO.INCIDIR 108
- CO.INCIDIR 109
- CO.INCIDIR 110
- CO.INCIDIR 111
- CO.INCIDIR 112
CO.INCIDIR 60
Es de día.
No sé escribir de día, no entro en la luz, me detengo, voy directo al sol, ciega; su calor inexistente, sólo brillo que succiona el borde del alma que aún se agita después de esta muerte imprevista.
Quiero la tierra y su noche. La fresca y oscura noche que guarda silencio y memoria. La vieja noche que nunca más existe más allá de la muerte, la cristalina noche salpicada de estrellas que se detonan a sí mismas a nuestro paso.
No sé escribir de día, me distraigo. Mucha vida que late, tanta exigencia de existir. Los platos, la cocina, el hambre, la necesaria acción zoológica de alimentarse 3 veces al día. La noche en cambio, bellamente oscura, nos hace olvidar la pesada carga humana que se anticipa diurna como sabiendo que más allá de la tierra y su noche, el túnel de luz aberrante que nos aguarda, sólo permitirá jactarse de tanto humano suelto en el más allá.
Noche de la tierra, única y sola, subterránea nadando desnuda al centro de sí misma. Dónde existirá la hondura si jamás seremos nuevamente células y este montón de carne atada a la piel? Materialidad donde la pregunta es una huella, una delgada línea de luz que jamás repetiremos. El cielo y sus ángeles quieren tomarnos por sorpresa y robarnos este pedazo de identidad que nos costó tanta mitosis brusca y doliente que inventó los siglos.
No te vayas noche, no me dejes en manos de esta luz brutal, no me ciegues, no me expulses del terror y la orfandad de tus últimos minutos. Porque cuando vuelvo sumergida al resto de las horas, hay una luz amanecida que no quiere dejarme co.incidir.
Por eso escribo, porque soy tan oscura de noche que sólo me resta crear.
Bienvenida edición 60 de los 5 años, sesenta veces que la noche nos ha vestido para Co.incidir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario